En seguida nos dirigimos sobre Iznaja, y, dejando en los arcos de este pueblo casi todas mis fuerzas, penetré en él con unos veinte hombres, me apoderé de la Casa-Ayuntamiento, pedí raciones, armas, municiones y algún tabaco: racioné a mis gentes e inmediatamente intimé la rendición al destacamento de la Guardia Civil que había en dicho punto, y su contestación fue una descarga.
Empeñóse un combate que duró dos horas, y cuyo resultado fue rendirse a la Guardia Civil, habiéndose ocasionado antes cinco heridos. Aquí fui yo también herido en la cara.
No sin esfuerzos pude salvar a los guardias de que fueran víctimas del furor popular; pero, merced a mis ruegos y exhortaciones, no tuvieron que sufrir mas que ser conducidos como prisioneros.
Entonces hice pública el siguiente bando que El Pueblo insertó en uno de los números en que se ocupó de estos sucesos:
“Ciudadanos: Todo el que sienta el sagrado amor a la libertad de su patria, empuñe un arma y únase a sus compañeros: el que no lo hiciere será un cobarde o un mal español. Tened presente que nuestra misión es defender los derechos del hombre, tales como los preconiza la prensa democrática, respetando la propiedad, el hogar doméstico y todas las opiniones. En nombre del Centro Revolucionario, Rafael Pérez del Alamo. Iznaja, 28 de junio de 1861.”
A las cuatro de la tarde de este día salí de Iznaja, y pasando el Genil por el confín de la Cuesta Valerma, unos en las barcas y otros marineándose por las maromas, nos encontramos a las dos horas en la Campiña de Campo-Agro y Salina con las fuerzas del Gobierno, compuestas de guardia civil, carabineros, peones camineros y 74 provinciales. Rompíose el fuego por ambas partes, empeñándose una lucha obstinada cuyos resultados fueron las retiradas de las tropas y que se me pasaran los provinciales.
PEREZ DEL ALAMO, Rafael. Apuntes sobre dos revoluciones andaluzas. Madrid, Zero-ZYX, 1971. Págs, 68-69.
[Elvira Ruiz y Elisabeth Muñoz]