miércoles, 1 de octubre de 2008

CONQUISTA Y REPOBLACIÓN | Texto |

La conquista de Andalucía se había realizado mediante una intensa acción militar. Esto, en principio, favorecía a los monarcas castellanos. Los nuevos dueños del valle del Guadalquivir tenían un propósito muy firme: proceder a la castellanización lo más rápida y profunda posible del territorio. Pero un obstáculo serio se oponía a sus planes: el poblamiento musulmán en Andalucía Bética era muy denso. Allí donde la resistencia a los castellanos había sido muy dura, caso, por ejemplo, del reino de Jaén, se procedió sin más a la expulsión de la población musulmana. De esa forma se podría organizar mejor la defensa del territorio frente a sus enemigos potenciales, los nazaríes del vecino reino de Granada, último reducto del Islam en la Península. Pero incluso en las zonas en que las huestes castellanas no habían encontrado mucha oposión se obligó a los musulmanes a que abandonaran las ciudades, permitiéndoles que residieran en el campo (...)
De ahí que el sistema predominante en la repoblación de la Andalucía Bética fuese el de los repartimientos, es decir la entrega de casas y tierras, realizada por comisiones nombradas al efecto, entre quienes se decidían a instalarse en los territorios que acababan de ser incorporados a la corona de Castilla (...)
La política seguida por los reyes castellano-leoneses con respecto a la tierras andaluzas buscaba diversos objetivos. El primero de ellos era asegurar la nueva frontera meridional del reino. Por eso las zonas más peligrosas, aquellas que lindaban con el reino de Granada, fueron encomendadas preferentemente a las Órdenes Militares. Así se aseguraba su defensa y, en segundo término, se podía iniciar un proceso de colonización del territorio (...)
El otro objetivo básico que impulsaba la política repobladora de los monarcas castellanos era la potenciación de los concejos, organizados sobre la base de las antiguas ciudades de la época musulmana y respetando, por lo general, los términos que aquellas habían tenido en el pasado (...)
Con los repartimientos de Andalucía se atendía a un gran número de necesidades: ante todo había que premiar a los que habían participado en las campañas militares, pero también asegurar la puesta en explotación del territorio, así como su defensa ante los granadinos. No obstante, el propósito último que envolvía todas las acciones emprendidas en Andalucía una vez efectuada la conquista era la castellanización del territorio.

VALDEÓN, Julio: Historia de España. Barcelona, 1980, pp. 15-31