Mármol blanco.
Altura, 43 cm.; ancho voluta, 5 cm.; diámetro inferior, 26 cm.
Época califal, fines del siglo X - inicios del siglo XI.
Procedencia
Posiblemente, una almunia de los alrededores de Córdoba.
Comentarios
Este capitel es una pieza única en el mundo, que destaca especialmente por su decoración figurativa. El hecho de que sus cuatro costados estén decorados con figuras humanas nos hace situar esta pieza en un ámbito privado, posiblemente dentro de una de las almunias o fincas de recreo que rodeaban la ciudad de Córdoba. Sin embargo, no disponemos de datos concretos sobre su procedencia.
Los cuatro músicos que decoran el capitel están representados de frente, de pie sobre los acantos que rodean el collarino. Este tipo de representación refleja el gusto por el lujo y por los pasatiempos refinados que caracterizaba la corte omeya cordobesa. Los instrumentos que portan los músicos son variantes del antiguo ''''''''''''ud", precedente del laúd.
Las cuatro figuras humanas aparecen con rotura intencionada de sus rostros. Esto se ha vinculado con las tensiones iconoclastas que se produjeron en la etapa de mayor rigor religioso, durante las invasiones norteafricanas de almorávides y, sobre todo, almohades, siglos XI y XII, respectivamente.
En la búsqueda de precedentes para esta pieza única hay que remontarse a etapas anteriores a la conquista islámica de la Península Ibérica. Algunos autores han relacionado este capitel con producciones bizantinas del siglo VII; sin embargo, una pieza de esta misma cronología, procedente también de Córdoba y conservada en este mismo museo, nos parece un precedente más lógico: el “Capitel de los Evangelistas”, también con cuatro figuras humanas en idéntica disposición.