jueves, 6 de noviembre de 2008

CASAS VIEJAS

Todo empezó por el deseo del Pleno de Regionales de la CNT, celebrado en Madrid a finales de 1932, de suscitar un alzamiento revolucionario tomando por punto de partida la solidaridad a una posible huelga ferroviaria, facilitada por la negativa de Prieto de acceder a las reivindicaciones presentadas por la Federación de la Industria Ferroviaria (CNT). Sin embargo, los ferroviarios no consideraban madura la situación: Rivas, que a la vez era secretario general de la CNT y del comité de Defensa de orientación faísta (en unión de García Oliver, Durruti, etc.), les insistió varias veces hasta conseguir que diesen orden de huelga para el 9 de enero. Entonces Rivas dio telegráficamente a las Regiones de la CNT la orden de insurrección; algunas creyeron que la orden precedía del comité Nacional de la CNT -lo que era falso- y se lanzaron al movimiento; ese fue el caso de la Confederaciones Regionales de Andalucía y Levante. El alzamiento tuvo lugar en algunas localidades de Cataluña, pero fracasó rápidamente; la proclamación del comunismo libertario en cuatro pueblos valencianos ( Bétera, Bugarra, Pedralba y Ribarroja) no duró más allá de la llegada de la fuerza pública. En cambio, alcanzo mayor importancia en Utrera (Sevilla) y sobre todo en una extensa zona de la provincia de Cádiz (Arcos de la Frontera, Medina Sidona, Alcalá de los Gazules, Casas Viejas). La toma del poder local tuvo, empero, poca importancia y fue tan solo en el pueblecito de Casa Viejas donde los campesinos, sublevados el 10 de enero, destituyeron al alcalde pedáneo, cortaron las lineas telefónicas y al entablase un tiroteo con los cuatro guardias civiles que allí había, dieron muerte a dos de ellos. Esto sucedía ya el día 11, e inmediatamente llegaron más guardias civiles y una sección de guardias de Asalto. La fuerza pública domino la situación, los campesinos huyeron a campos traviesa, pero un viejo anarquista, al que llamaban Seisdedos, se hizo fuerte en su casa, acompañado de sus hijos, sus nietos y dos vecinos. Pasada medianoche, una compañía de Asalto con ametralladoras, mandada por el capitán Rojas, llegó y se encargó del asalto; amanecía cuando los guardias asaltantes optaron por incendias la casa. La matanza fue horrible; al intentar huir de las llamas todos fueron acribillados a quemarropa, excepto dos que consiguieron huir. No pararon ahí los horrores. Rojas ordenó después a los tenientes que procediesen a una verdadera razzia por el pueblo de todos lo que tuviesen armas; si las tenían o no, tampoco se supo, pero se llevaron doce hombres, amarrados con cuerdas, que fueron allí ejecutados por Rojas y los guardias.

TUÑON DE LARA, Manuel. opus cit. Pag.150-151

[Daniel Jiménez Cobo]